La solemnidad del Corpus Christi volvió congregar a numeroso público y participantes en la tarde del pasado domingo 10 de junio. Una vez pasadas las fiestas de Pascua la Iglesia Católica celebra una de las grande manifestaciones de la Fe en Jesús Eucaristía.
La víspera de la fiesta
se celebraron algunos actos en la S. I. Catedral tras la misa de la tarde. Una
pequeña procesión con el Santísimo Sacramento bajo palio recorrió el interior del templo, salió por la
Puerta del Loreto y llegó a la Plaza del
Salvador, donde se había instalado un altar eucarístico con “Salvador
Resucitado”. Allí se realizó una oración a la Trinidad y la bendición final.
Durante la eucaristía y en la plaza cantó un coro de Pilar de la Horadada,
diferentes piezas relacionadas con tal
motivo.
A las diez de la noche
la Adoración Nocturna Española celebró una vigilia extraordinaria que congregó
a adoradores y adoradoras de todas las parroquias de Orihuela, también en la
Catedral.
La mañana del domingo
se caracterizó por el progresivo aumento de las temperaturas y el montaje de
los diferentes altares que se ubicaron por el recorrido tradicional de la
“vuelta a los puentes”. Al igual que el año pasado el Cabildo de la S.I.
Catedral montó su altar en la Plaza de las Cadenas. También repitió la M.I.
Archicofradía de Ntra. Sra. de Monserrate, Patrona de Orihuela, en la Calle
Alfonso XIII. Como novedad fue instalado un altar conmemorativo del VIII
centenario de la fundación de las Clarisas con una bella imagen de su
fundadora, santa Clara. Este altar fue preparado por la comisión organizadora
del centenario en la Calle san Pascual y con enseres cedidos por la Cofradía de
la Santa Cena. Por último, también fue novedad, la Junta Mayor de Cofradías
preparó un altar en la bajada del Puente Viejo y cuyo motivo central fue el
trono de la Convocatoria.
La Solemne Misa Estacional, que se celebró a las siete de la tarde, fue presidida por el Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, D. Rafael Palmero Ramos y concelebrada por canónigos de la Catedral y otros sacerdotes y párrocos de la ciudad. Tras la celebración eucarística se inició la procesión que contó con numerosos participantes. Abrieron el cortejo los gigantes y cabezudos y dos grupos de niños que recuperaron danzas tradicionales del siglo XVIII. El grupo de la danza de las cintas ya participaron el año pasado y son alumnos del colegio Jesús-María (San Agustín) y el grupo de la danza de los palos ha sido incorporado este año y son alumnos del colegio Ntra. Sra. del Carmen. Todos ellos organizados y dirigidos por la oriolana María del Carmen Serna Payá. Fueron realizando sus bailes a lo largo del recorrido, de forma especial ante los altares eucarísticos.
Tras esto participaron las parroquias de la ciudad con sus grupos y niños de comunión. Tras ellos la Junta Central de Moros y Cristianos, Honorífica Orden de San Antón, las cofradías, hermandades y mayordomías, Cáritas Interparroquial y Adoración Nocturna. Después órdenes religiosas, seminario diocesano y clero local. El momento más importante del cotejo procesional llegó con el paso de la carroza procesional que contiene la custodia de plata y oro y en su interior el Santísimo Sacramento del Altar. La pieza de arte, de una gran calidad artística, es obra de Juan Antonio Domínguez y Pablo Serrano realizada entre los años 1717-1728. Como novedad se sacó un palio de respeto tras la custodia . Cerraban la procesión el Ayuntamiento bajo mazas presidido por el Alcalde de la ciudad.
La parte musical corrió a cargo de la banda de cornetas y tambores “Auxilium” y la Unión Lírica Orcelitana que interpretaron, de forma habitual, la conocida y popular marcha “Triunfal” o “Cantemos al Amor de los amores” que es el himno del Congreso Eucarístico Internacional de Madrid de 1911.
También el Coro Mixto
de la Santa Iglesia Catedral, dirigido por el prestigioso organista Santiago
Casanova López, participó en la celebración de la misa y en las “estaciones”
que se realizaron en cada uno de los cuatro altares instalados.
Las calles se llenaron
de un intenso aroma a romero y otras hierbas aromáticas, de pétalos de flores
que se lanzaron al paso de la custodia y de los oriolanos que no quisieron
perderse la Procesión de las procesiones que cada año, y poco a poco, va
recuperando su esplendor.
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