Detalle del traje morado que porta la Virgen de Monserrate durante la Cuaresma.
Los llamados "tiempos fuertes" en la liturgia, al igual que el resto de los días del año litúrgico, tienen unas características propias y diferenciadoras del los otros momentos. En esta ocasión la Cuaresma va imponiendo el color morado, las celebraciones penitenciales, la austeridad en los altares, la contención del "aleluya y el gloria"... y otros pequeños gestos que, a veces, no percibimos.
Muchas de nuestras imágenes de pasión van ataviadas con ropas lujosas, bordados en oro y plata, tercipelos, sedas y rasos... pero en todas ellas se deja ver un tono pasionario. El morado, color de penitencia por excelencia, o el rojo "sangre", símbolo del sacrificio del Calvario.
Los orígenes de la Cuaresma se remontan al siglo IV. Eusebio, hacia el 332, habla de una preparación pascual de cuarenta días. Lo que hace pensar en un primer precedente. Luego han existido variantes según la zona geográfica hasta unificarse tras el Concilio de Trento.
Ntro. Padre Jesús y Ntra. Sra. de Monserrate. Protectores de Orihuela y su huerta.
La forma de hacer externa la Cuaresma, de recordar el momento en el que estamos, siempre viene dada por varios signos: los colores, las oraciones, las imágenes. Pero también por un cambio interior, que es a lo que nos debe mover cada "tiempo". Por ejemplo, nos dice Floristán, que el color morado, propio de estos días cuaresmales, tiene varios significados ( muy en concordancia con las vivencias que se pretenden enseñar y transmitir): humildad, penitencia, deseo y dolor. Un color muy utilizado en los momentos de "rogativa" o intensificación de las plegarías a Dios... el "deseo" de un bien necesario como el agua en los momentos de sequía, pedida a través de la Virgen de Monserrate, que para esa ocasión (no como un método mágico sino como una forma explicativa hacia los fieles del momento intenso de oración y necesidad está viviendo la ciudad) lleva un traje color morado.
Detalles del traje de Ntro. Padre Jesús. Clarisas de Hellín. 2002.
Muchas de nuestras imágenes de pasión van ataviadas con ropas lujosas, bordados en oro y plata, tercipelos, sedas y rasos... pero en todas ellas se deja ver un tono pasionario. El morado, color de penitencia por excelencia, o el rojo "sangre", símbolo del sacrificio del Calvario.
Los orígenes de la Cuaresma se remontan al siglo IV. Eusebio, hacia el 332, habla de una preparación pascual de cuarenta días. Lo que hace pensar en un primer precedente. Luego han existido variantes según la zona geográfica hasta unificarse tras el Concilio de Trento.
Ntro. Padre Jesús y Ntra. Sra. de Monserrate. Protectores de Orihuela y su huerta.
La forma de hacer externa la Cuaresma, de recordar el momento en el que estamos, siempre viene dada por varios signos: los colores, las oraciones, las imágenes. Pero también por un cambio interior, que es a lo que nos debe mover cada "tiempo". Por ejemplo, nos dice Floristán, que el color morado, propio de estos días cuaresmales, tiene varios significados ( muy en concordancia con las vivencias que se pretenden enseñar y transmitir): humildad, penitencia, deseo y dolor. Un color muy utilizado en los momentos de "rogativa" o intensificación de las plegarías a Dios... el "deseo" de un bien necesario como el agua en los momentos de sequía, pedida a través de la Virgen de Monserrate, que para esa ocasión (no como un método mágico sino como una forma explicativa hacia los fieles del momento intenso de oración y necesidad está viviendo la ciudad) lleva un traje color morado.
Detalles del traje de Ntro. Padre Jesús. Clarisas de Hellín. 2002.
Bibliografía:
FLORISTÁN, Casiano. Diccionario abreviado de liturgia. Ed. Verbo Divino. 2005.
ABAD IBÁÑEZ, José Antonio; GARRIDO BONAÑO, Manuel. Iniciación a la liturgia de la Iglesia. Ed. Palabra. 1997.
FLORISTÁN, Casiano. Diccionario abreviado de liturgia. Ed. Verbo Divino. 2005.
ABAD IBÁÑEZ, José Antonio; GARRIDO BONAÑO, Manuel. Iniciación a la liturgia de la Iglesia. Ed. Palabra. 1997.
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